Su falta de concentración ya le ocasionó serios contratiempos en su lejana época universitaria. Las palabras del catedrático llegaban a sus oídos sin ningún sentido, porque su espíritu, lejos del aula, se encontraba junto al viejo jardinero que veía desde la ventana, tratando de averiguar por su forma de recoger las hojas muertas si prefería el béisbol o el baloncesto, si estaba casado, viudo o divorciado, si había andado, de joven, con mujeres...
(El suplente del suplente - Xavier Calicó; Quatro, Ed. Folio: Barcelona, 2006)
2 comentarios:
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Sr. Mileto, ¡déjese de cuentos!
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