Tras graduarse en Berkeley, William fue presentado, en un almuerzo organizado por el abuelo a un grupo de próceres demócratas, como el cachorro con más posibilidades para entrar en la élite de Washington. Y entonces William, que no era una paloma demócrata sino un halcón republicano, hizo de las suyas. Sí, porque en su breve alocución prometió que con él de senador, Oregón presentaría un proyecto de ley a favor de la pena de muerte, y añadió: "Arrebataremos a Tejas el récord de ejecuciones; como mínimo firmaremos una sentencia a la semana". Hubo un silencio compacto mientras los presentes se intercambiaban miradas sobresaltadas.
El viejo congresista Sinckler hizo un apartado con el abuelo. "Creo, querido, que tu nieto es una bomba de relojería ambulante. Me ha llegado a los oídos que posee una inclinación innata por las artes, ¿qué tal si le empujamos por esos derroteros y nos olvidamos de la política?"
(El suplente del suplente - Xavier Calicó; Quatro, Ed. Folio: Barcelona, 2006)
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