A los barcos fondeados en aguas calmas les sobreviene una infinita pereza. Desde el Laetitia III el paisaje se desplazaba lentamente hasta un determinado punto, llegado el cual y tras un mugido de cabos, se detiene unos segundos, vacila... antes de empezar, con idéntica monotonía, el camino a la inversa. Era el recorrido del péndulo y se diría que en ese ir y venir exasperante se hallaba la idea más exacta que uno puede tener de la eternidad.
(El suplente del suplente - Xavier Calicó; Quatro, Ed. Folio: Barcelona, 2006)
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