Fueron demasiados años agobiados por una moral asfixiante: no hagas esto, no hagas lo otro. Recuerda, le ordenaba su madre, a medianoche te quiero ya en casa... Aquel ferragosto, con su primer novio bajo el entoldado de Forte dei Marmi; el aire caliente quemaba la garganta como la cal viva, y había un poco de arena en el fondo de la botella de vino. Después de bailar las canciones de Peppino dè Capri, de Sergio Endrigo, abrió el portal del jardín cuando despuntaba el alba, en medio del piar de los pájaros... Y su madre esperándola en el pasillo con lágrimas en los ojos: ¿Sabes qué hora es?
(El suplente del suplente - Xavier Calicó; Quatro, Ed. Folio: Barcelona, 2006)
No hay comentarios:
Publicar un comentario